Último eslabón del linaje familiar, el profesor Vittorio Brunelleschi ha recibido el encargo de rastrear e inventariar los objetos naufragados en la laguna de Venecia. Bajo la apariencia de trastos inservibles, surgen del lecho cenagoso decenas de restos que cuentan la secular historia de la ciudad: el cuchillo de trinchar de un cocinero del Papa, una bacinilla ducal perdida por un mozo de retrete, los pinceles de una retratista especializada en los peregrinos del Grand Tour, los papeles perdidos de un famoso director de cine, la sandalia de un buscador de souvenirs o las maletas de unos viajeros en diligencia a ninguna parte. Adriático comienza como una novela negra, con un cadáver flotando en las aguas, y termina como un relato de fantasmas, pero es también la historia de una saga que se remonta al siglo XV y una hermosa semblanza de dos enclaves legendarios: Venecia, la ciudad sumergida, y Trieste, la ciudad sonámbula azotada por los vientos. El rastro del pasado en el presente el modo como el tiempo moldea los objetos o los edificios, pero también a las personas es el tema de fondo de una novela crepuscular que recrea todo tipo de sensaciones, formas u olores y evoca con extraordinaria plasticidad un fragmento ineludible de la memoria europea.