¿Puedes encontrar en un cactus el sentido de la vida? «Estados Unidos era otra cosa. Uno no iba a California a batirse con la vida, sino a reconciliarse con ella, así me lo imaginaba yo. Ya no tenía veintitrés años, ya no buscaba ningún límite de mí mismo, los conocía de sobra. Al contrario, pensaba que a lo mejor hasta era capaz de ponerme una gorra, tomar coca-colas y creerme que el mundo era un lugar sencillo en el que no merecían la pena las complicaciones. Era tan fácil como colocarse unos shorts y dar palmadas en la espalda de todo bicho viviente que te encontraras. Bueno, quizá no hacía falta llegar a tanto.» La vida de Agustín es un desastre. A los 37 años, continúa viviendo en casa de sus padres, su novia le ha abandonado y acaba de ser despedido de su trabajo como profesor de Literatura. Aunque el descenso a los infiernos parece no tener fin, en realidad es complicado empeorar. Por eso, un plan tan demencial como marcharse durante el verano a la Universidad de Stanford, en California, para seguir un curso sobre cactus, resulta una alternativa aceptable. Para quien ya es extranjero de su vida, poco importa estar lejos o cerca. Rodrigo Muñoz Avia construye en esta novela un recorrido irónico y certero por Estados Unidos que rompe con los límites del tópico. El viaje absurdo y disparatado de un antihéroe que, desde el distanciamiento que le proporciona su cinismo, intenta #sin demasiadas esperanzas# encontrar el sentido a una existencia tozudamente inmutable, inmune a ser marcada por cualquier objetivo a medio o largo plazo.
¿Puedes encontrar en un cactus el sentido de la vida?
Una gran novela cómica, un diario de viaje absurdo y disparatado
de un español vagando por Estados Unidos
«Estados Unidos era otra cosa. Uno no iba a California a batirse con la vida, sino a reconciliarse con ella, así me lo imaginaba yo. Ya no tenía veintitrés años, ya no buscaba ningún límite de mí mismo, los conocía de sobra. Al contrario, pensaba que a lo mejor hasta era capaz de ponerme una gorra, tomar coca-colas y creerme que el mundo era un lugar sencillo en el que no merecían la pena las complicaciones. Era tan fácil como colocarse unos shorts y dar palmadas en la espalda de todo bicho viviente que te encontraras. Bueno, quizá no hacía falta llegar a tanto.»
La vida de Agustín es un desastre. A los 37 años, continúa viviendo en casa de sus padres, su novia le ha abandonado y acaba de ser despedido de su trabajo como profesor de literatura. Aunque el descenso a los infiernos parece no tener fin, en realidad es complicado empeorar. Por eso, un plan tan demencial como marcharse durante el verano a la Universidad de Stanford, en California, para seguir un curso sobre cactus, resulta una alternativa aceptable. Para quien ya es extranjero de su vida, poco importa estar lejos o cerca.
Rodrigo Muñoz Avia construye en esta novela un recorrido irónico y certero por Estados Unidos que rompe con los límites del tópico. El viaje absurdo y disparatado de un antihéroe que, desde el distanciamiento que le proporciona su cinismo, intenta -sin demasiadas esperanzas- encontrar el sentido a una existencia tozudamente inmutable, inmune a ser marcada por cualquier objetivo a medio o largo plazo.
La crítica ha dicho...
«Cactus, además de un viaje iniciático a una tierra prometida, [...], es el descubrimiento, con enorme carga poética, del paisaje norteamericano para disfrute de las nuevas generaciones.»
Juan Ángel Juristo, ABC