Concha Pasamar, autora de prestigio en la literatura infantil en lengua española, traduce y reelabora la versión del cuento de Charles Perrault, muy alejada del revisionismo posterior y del que muchos clásicos han conocido en los últimos años. Sin embargo, los clásicos lo son porque su simbolismo y su mensaje mantienen hoy plena vigencia, como en este caso. A ellos se añaden aquí el lirismo de la prosa y las atmósferas de la autora, cuyo lápiz consigue, en negro y rojo, unas ilustraciones que juegan también con la tradición desde una mirada actual.