Un escritor que está empezando su carrera es abordado por una señora mayor, que conoce su novela, para contarle una historia. La reticencia inicial de Francisco se vuelve obsesión cuando la oye de labios de la señora, una mujer de origen rural llamada Etelvina. La historia de Etelvina, Áurea e Inocencia la chacha podría ser una historia más de crimen, de violencia doméstica, donde no hay héroes y todos son derrotados. Pero Francisco, al conocerla, piensa que hay algo más y se introduce en la investigación policial de aquel caso propio de la crónica más negra, que curiosamente pasó desapercibido en su tiempo, para descubrir todos los flecos sueltos, si había algún atenuante, y que en esta historia la muerte fue servida en un plato de odio visceral. "Chocolate con veneno constituye el segundo relato de lo que pretende ser una trilogía dedicada a la problemática de la mujer rural extremeña (y por extensión, española) en el marco de la segunda mitad del siglo XX, que inicié con Callejón del lobo. En éste indagaba sobre aspectos emocionales derivados de las desigualdades y los abusos típicos de la época, a través de varias mujeres pertenecientes a muy diferentes clases sociales. En Chocolate con veneno me adentro ya de forma explícita en un terreno aún más escabroso y delicado: el del maltrato doméstico, la llamada hoy «violencia de género». Chocolate con veneno es mi contribución personal al análisis del problema. No es más que ficción, pero en la historia subyacen claves suficientes como para que cualquier persona víctima de violencia de género se sienta reconocida. Como es lógico y espero que todo el mundo sepa entender, mi final es puramente metafórico. Si Chocolate con veneno contribuye en alguna medida a mejorar la situación, habrá merecido la pena el esfuerzo de enfrentar a solas situaciones tan dramáticas y desgarradoras, con todo lo que eso supone de catarsis personal añadida." El autor