Sucintas, intensas, bellas, reveladoras,
deslumbrantes, estas fábulas son
una excelentísima muestra del mejor talento
de uno de los grandes maestros
del relato corto. Es como si cada historia
estuviera contada en un gesto.
No hay exceso ni demasía. Hay pulso
y sobre todo la fuerza de una creación
que irrumpe y transforma.