Cuando Natalie Ward recibe la noticia de la enfermedad terminal de su madre Nettie, no duda en regresar a su pueblo natal, en la pequeña localidad canadiense de Atwood, tras más de treinta años de ausencia. En el largo viaje de autobús que emprende desde Vancouver, rememora su idílica infancia y los acontecimientos que en 1968 le cambiaron la vida, y la de su familia.Entonces ella vivía en la granja familiar con sus padres y sus cuatro hermanos varones. Pero un caluroso día de julio, al entrar el joven River por primera vez en su jardín, comprendió que todo cambiaría. River, que representaba un mundo libre de conservadurismos opuesto a lo que había vivido hasta entonces, entró a trabajar en la granja y se ganó en poco tiempo el cariño de la familia y especialmente la admiración de Natalie. Pero, a partir de ese momento, también se empezó a tambalear su estable vida familiar