Sonia es una niña obsesionada con la muerte. La obsesión de Berta es el paso del tiempo. Su amistad resulta inevitable en el pueblo del Pirineo en el que veranean, una pequeña localidad condenada a desaparecer. Los excesos y las búsquedas de la adolescencia y de la primera juventud crean un vínculo que parece irrompible, y que se refuerza con un proyecto inverosímil: construir una máquina que permita modificar el pasado. Sin embargo, la vida se despliega ante ellas y las dos amigas se distancian. A punto de cumplir cuarenta años, Sonia recibe un mensaje de Berta, en el que anuncia que por fin ha descubierto el modo de cumplir el sueño que ha ocupado toda su vida: viajar en el tiempo. Sonia, harta de los delirios de su amiga, que tanto daño le han causado, decide olvidar los viejos rencores y accede a quedar con ella una última vez.