El lenguaje sagaz y el manejo exquisito de la memoria de António Lobo Antunes nos sumergen dentro de los dilemas morales que la corrupción y el poder conllevan en la polifónica De la naturaleza de los dioses. Fátima, una modesta librera de Cascais, conoce una anciana a la que entrega libros en su mansión cerca del mar. Pero lo que la mujer busca no son lecturas, sino un interlocutor a su narración. Fátima se convierte, contra todo pronóstico, en su confidente. El discurso desesperado y urgente de la anciana, construido sobre palabras que reconoce huecas, dibuja el relato de la ascensión económica de su padre y de las consecuencias que su figura tuvo en todos los que vivieron su imperio y su poder. La misma mansión que acoge el eco de esos recuerdos fue el escenario fastuoso de la lenta ruina económica de la familia, una ruina que se conjuga con la que la vejez causa en el cuerpo y que empapa de melancolía y humanidad las distintas voces de esta novela. Lobo Antunes, uno de los más grandes narradores de la lengua portuguesa, indaga en el poder y en la pérdida de significado de palabras manidas por su uso: amo