«Las pasiones forman parte ineludible de la vida humana. A decir verdad, la pasión es uno de los pocos comportamientos que nos diferencian de otros seres vivos en el amplísimo espectro de la Creación. El amor, el odio, la envidia, el arte son solo algunos ejemplos de la manera en que puede prender en nuestra existencia y alterarla de manera no pocas veces dramáticas. Tradicionalmente, sin embargo, parece que la pasión es algo completamente lejano de los textos sagrados y de las más diversas tradiciones espirituales. Incluso podría decirse que se trata de un fenómeno opuesto frontalmente a ellos. No obstante, existe un libro donde se reflejan mejor y más abundantemente que en ningún otro las pasiones de todo tipo y desde todos los ángulos. Ese libro no es otro que la Biblia. Las páginas siguientes se acercan a esas pasiones tal y como aparecen descritas en el texto sagrado y comienza con aquella que, erróneamente todo hay que decirlo, se identifica con la pasión por antonomasia: la pasión amorosa.»
«Las pasiones forman parte ineludible de la vida humana. A decir verdad, la pasión es uno de los pocos comportamientos que nos diferencian de otros seres vivos en el amplísimo espectro de la Creación. El amor, el odio, la envidia, el arte son solo algunos ejemplos de la manera en que puede prender en nuestra existencia y alterarla de manera no pocas veces dramáticas. Tradicionalmente, sin embargo, parece que la pasión es algo completamente lejano de los textos sagrados y de las más diversas tradiciones espirituales. Incluso podría decirse que se trata de un fenómeno opuesto frontalmente a ellos. No obstante, existe un libro donde se reflejan mejor y más abundantemente que en ningún otro las pasiones de todo tipo y desde todos los ángulos. Ese libro no es otro que la Biblia. Las páginas siguientes se acercan a esas pasiones tal y como aparecen descritas en el texto sagrado y comienza con aquella que, erróneamente todo hay que decirlo, se identifica con la pasión por antonomasia: la pasión amorosa.»