En Desobediencia civil Arendt arroja luz sobre el carácter contingente de los órdenes constitucionales, al recordar a la sociedad civil estadounidense los principios que orientan el concepto de ley que vio nacer a esa nación, los cuales considera a todas luces discrepantes de la idea de obligación jurídica en Rousseau y Kant. El ensayo transmite un mensaje de indiscutible actualidad, por cuanto descarta que la calidad de los órdenes normativos que rigen las comunidades humanas deba cifrarse en su incapacidad para transformarse. Por el contrario, el texto defiende que precisamente la disposición al cambio en aras de la paz y de la convivencia constituye el rasgo diferencial de una noción madura del papel que la ley tiene que cumplir en el espacio público.Introducción de Nuria Sánchez Madrid