El autor relata, paso a paso, las vicisitudes que marcaron el largo y complejo camino hasta el trono de don Juan Carlos de Borbón, cuya designación por parte de Franco como su sucesor a título de rey supuso la quiebra definitiva del orden dinástico representado por el padre del soberano, don Juan de Borbón. El hijo y heredero legítimo de Alfonso XIII mantuvo una durísima disputa, callada unas veces, en abierto enfrentamiento en otras ocasiones, con el dictador, que desde un primer momento lo descartó como depositario y continuador de su legado político. En medio de este conflicto, Abel Hernández dibuja la personalidad de don Juan Carlos, un instrumento en la partida que durante años se jugó entre Estoril y El Pardo. La habilidad del joven príncipe, que aprendió desde niño a anteponer el futuro de la institución monárquica a sus propios sentimientos, contribuiría al cumplimiento de una tarea histórica: superar el enfrentamiento entre vencedores y vencidos para convertirse en el rey de todos los españoles, un objetivo que siempre había guiado la actividad de don Juan. Con todo, la necesidad de mediar entre ambas partes generó desencuentros frecuentes.