En el jardín de casa había dos árboles: un cerezo y un manzano.Uno lo plantó mi madre.El otro, mi padre.Los árboles crecían separados, pero con el tiempo quisieronacercarse el uno al otro.A veces, se inclinaban tanto que las ramas se alargabany se cruzaban unas con otras. Las hojas se acariciaban entre sí..."Dos árboles" es una bella metáfora de cómo surge el amor y cómo puede convertirse en algo distinto, pero igual de valioso.