¿Sabías que existió un Drácula real? ¡Sí?! Sólo que el Drácula de carne y hueso no era un vampiro, sino un hombre que aterrorizaba a los hombres de su época. Se llamaba Vlad Drácula, y vivió hace 500 años en un lugar llamado Transilvania, al sur de Rumania. Esa región está poblada de bosques, donde los lobos aún merodean libres aullando a la luz de la Luna en las noches de invierno. Según la leyenda, el vampiro es una persona que no muere. Su cadáver se levanta de la tumba de noche para chuparle la sangre a una persona viva, pero debe regresar a su tumba al amanecer o pierde su poder...