Un joven sacerdote abrumado por dudas teológicas llega en misión al remoto pueblo selvático de Agaré, donde solo viven unos leñadores mestizos, cuya aparente religiosidad apenas encubre un profundo salvajismo. Una milenaria ciudad en ruinas, unas enigmáticas incursiones nocturnas, la ausencia de mujeres y la superstición que suscitan unos «espíritus de la selva» recorren esta trepidante obra.