Las novelas cortas que Horacio Quiroga publicó con seudónimo entre 1908 y 1913 se han visto eclipsadas durante un siglo por su justo reconocimiento como maestro del relato. Al margen de la cuestión de género, estas seis narraciones atesoran todo el poder imaginativo y la destreza literaria de un escritor imprescindible. Son historias fieles a su universo argumental: la aventura, el mundo salvaje, las pulsiones humanas, las fronteras de lo natural o la venganza como reacción contra la injusticia. Luis Alberto de Cuenca afirma en el prólogo que este volumen se edita "a mayor gloria de quienes vemos en Quiroga una reencarnación hispánica del mismísimo Edgar Allan Poe".