Obra escrita con un humor y una agudeza incomparables, El español y los siete pecados capitales es una radiografía única de los usos y costumbres de los españoles. No cabe duda de que la sociedad que sirvió de observatorio a Fernando Díaz-Plaja y sobre la que volvió en 1992 ha experimentado cambios desde entonces, y que incluso algunos de ellos pueden haber modificado ligeramente el comportamiento social. Sin embargo, el lector despierto no dejará de advertir con regocijo o resignación que, aunque las formas externas o las anécdotas cambien, buena parte del sustrato nacional que la sagacidad del autor sacó a la luz sigue muy presente entre nosotros.