Si bien El estado de sitio (escrita en 1948) no es una adaptación teatral de La peste, los ecos de esta célebre novela del propio Camus publicada el año anterior resuenan inequívocamente en su nudo argumental. Las peculiaridades de la historia escenificada obligaron a Albert Camus (1913-1960) a renunciar a la estructura dramática tradicional y a construir un espectáculo singular en el que se combinan diferentes formas de expresión: desde el monólogo lírico hasta el teatro colectivo, pasando por la pantomima, el diálogo, la farsa y el coro. La acción transcurre en un Cádiz mítico, habitado por un pueblo pintoresco, simpático y resignadamente sometido al arbitrio de los opresores; sobre la ciudad cae el azote de la Peste y de la Muerte, dos poderes de vieja estirpe apocalíptica que simbolizan en este caso la sujeción de los hombres a la tiranía de la razón.
Si bien El estado de sitio (escrita en 1948) no es una adaptación teatral de La peste, los ecos de esta célebre novela del propio Camus publicada el año anterior resuenan inequívocamente en su nudo argumental. Las peculiaridades de la historia escenificada obligaron a Albert Camus (1913-1960) a renunciar a la estructura dramática tradicional y a construir un espectáculo singular en el que se combinan diferentes formas de expresión: desde el monólogo lírico hasta el teatro colectivo, pasando por la pantomima, el diálogo, la farsa y el coro. La acción transcurre en un Cádiz mítico, habitado por un pueblo pintoresco, simpático y resignadamente sometido al arbitrio de los opresores; sobre la ciudad cae el azote de la Peste y de la Muerte, dos poderes de vieja estirpe apocalíptica que simbolizan en este caso la sujeción de los hombres a la tiranía de la razón.