Envuelto en el misterio y en rumores desde su creación, el Grupo Wagner ha sido el arma geopolítica de Vladimir Putin en el exterior de Rusia. Ha desestabilizado el Sahel y parte de Oriente Medio, y ha terminado combatiendo en los campos de batalla de Ucrania, hasta su abrupto final tras la rebelión de su líder contra el régimen de Putin.
El responsable de su creación y proyección ha sido el magnate Yevgeny Prigozhyn, que ha ido trepando desde sus restaurantes hasta la cúspide del poder y del imperialismo ruso. Ha creado una formación de mercenarios capaces de asesorar y combatir siguiendo los intereses del Kremlin y los suyos propios. De esta forma, se ha formado un imperio basado en la extracción de petróleo y minerales por toda África.
Finalmente, el reclutamiento de presos durante la Guerra de Ucrania llevó al Grupo Wagner a sumar más de 50.000 combatientes, hasta desangrarse en la Batalla de Bakhmut. El hartazgo de Prigozhyn con la cúpula militar rusa y con el Ministerio de Defensa Ruso desembocó en una rebelión abierta que causó su exilio a Bielorrusia.