Tras su empeño en ayudar a enjuiciar a los criminales de guerra japoneses, Teoh Yun Ling, superviviente de un brutal campo de prisioneros japonés, busca consuelo a sus cicatrices entre las plantaciones de Cameron Highlands, la sierra central de Malasia, donde ella pasó su infancia. Desde antes de la guerra ya sabía que allí vivía el enigmático Nakamura Aritomo, que había sido jardinero del emperador de Japón. A pesar de su resentimiento con los japoneses, Yun Ling busca involucrar a Aritomo para crear un jardín en memoria de su hermana, Yung Hong, que murió en el campo de concentración. Éste se niega, pero acepta tomar a Yun Ling como aprendiz hasta que llegue el monzón. Luego ella podría diseñar su proyectado jardín. Mientras trabaja en Yugiri, el jardín de las brumas diseñado por Aritomo, más allá de las colinas hay otra guerra: las guerrillas comunistas actúan con ferocidad y los nacionalistas malayos luchan por la independencia ante el poder colonial británico. Al paso de los meses, mientras los riesgos en la zona aumentan día a día, Yun Ling se sorprende íntimamente atraída por su sensei y todas sus artes. Además, Yugiri se revela como un lugar misterioso que parece apartarlos de todo. ¿Por qué su anfitrión suráfricano, Magnus Pretorius, parece casi inmune a las incursiones de los comunistas? ¿Quién es Aritomo y cómo llegó hasta aquí? ¿Cuál es la leyenda del dorado Yamashita, por qué ha de creerla? ¿Será la historia de cómo Yun Ling logró sobrevivir a la guerra tal vez el secreto más oscuro de todos? ¿Tendrá razón Aritomo, será la memoria como el arte de la jardinería, donde cada paso es una forma de engaño? El jardín de las brumas es, como la huella japonesa, una aleación de refinamiento exquisito y memoria violenta... Que una novela tan perfecta e inteligente la saque un pequeño sello como Myrmidion dice mucho acerca de la vulgaridad de la edición empresarial de hoy... Como con Ishiguro, con Tan Tash Aw, su belleza no llega nunca a descansar. Boyd Tonkin, The Independent