El libro de las maravillas del mundo es el triunfo del poder de la palabra.
«Mandó hacer las casas más bellas y los más hermosos palacios que jamás se vieron [...] y, dentro, todas tenían pequeñas cañerías por donde corría vino en unas, leche en otras, en otras miel, y en otras el agua más clara».
El libro de las maravillas del mundo es el triunfo del poder de la palabra. Dictado por Marco Polo a su compañero de celda, Rustichello de Pisa, en 1298, amalgama el cantar de gestas, la exploración de confines exóticos y las costumbres más diversas del imperio más vasto de la humanidad.
Esta obra es un texto de relevante valor histórico universal; lo tiene todo: batallas, sensualidad, verdadera diversidad cultural de un mundo que aún no estaba bajo el peso aplastante de la univocidad occidental. Los viajes de Polo anticipan, incluso, ese momento de curiosidad en que Occidente se lanza a expandir sus horizontes físicos.