LAS NUMEROSÍSIMAS escenas desarrolladas en la manigua cubana incorporan las modalidades lingüísticas de aquella zona con tal naturalidad y riqueza, con tan espontánea verdad, que el alarde produce estupor. Sólo una impregnación profunda, una inmersión a fondo en el español de Cuba, junto a una percepción idiomática poco común ?exigible, sin embargo, a cualquier escritor?, han podido lograr algo que en nada se parece al pastiche libresco y que es, sin duda, el más acusado mérito de El palenque. En tiempos de prosa desmedulada y sin nervio, estas páginas vuelven a recordarnos las infinitas posibilidades del español. El palenque es un vigoroso fresco de una parte de nuestra historia común con Cuba, repleto de valores testimoniales e incluso antropológicos que se suman a los innegables valores estéticos de la obra. RICARDO SENABRE
Hemos leído el libro ?el gran relato? sin soltarlo. Nos hemos dicho, al terminar la lectura, que este volumen engrosará, sin duda, la reducida y selecta nómina de las más relevantes narraciones españolas que, escritas por asturianos, han de quedar, han de tener perennidad. Uno piensa, además, que Mases, con este libro, no sólo ha escrito su novela (esa novela que el artista sueña escribir durante toda su vida, la novela que justifique su vida artística), sino también la nuestra, la que siempre quisimos leer. ERNESTO SALANOVA
La prosa de José Antonio Mases en El palenque comienza por ser eso: una prosa excelente [?]. El ritmo de la narración es despacioso, aunque preñado de dulces y terribles peripecias. Yo, desde luego, no he adivinado el final. JESÚS AGUIRRE
El palenque es una novela que no hubiera disgustado al mismísimo Carpentier. RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN