Había una vez un Califa tranquilo, benévolo y acostumbrado a la buena vida. Era un buen hombre, en general, pero tenía un defecto muy grande... Sus súbditos ser reían de él a sus espaldas, sus ministros no lo tomaban en serio y Nasser, el trovador, ¡se estaba haciendo rico a su costa!
Había una vez un Califa tranquilo, benévolo y acostumbrado a la buena vida. Era un buen hombre, en general, pero tenía un defecto muy grande... Sus súbditos ser reían de él a sus espaldas, sus ministros no lo tomaban en serio y Nasser, el trovador, ¡se estaba haciendo rico a su costa!