Lo único que jamás debe hacer una dama...
La adinerada lady Georgina Maitland no quiere un esposo, aunque no le vendría nada mal un administrador que gestione sus propiedades. Es ponerle la vista encima a Harry Pye, y Georgina sabe que no sólo está tratando con un sirviente, sino con un hombre.
...es enamorarse...
Harry ha conocido a muchos aristócratas... incluyendo a uno en particular que es su enemigo jurado. Pero Harry jamás ha conocido a una hermosa dama tan independiente, desinhibida y ansiosa por estar en sus brazos.
...de su sirviente.
Con todo, es imposible mantener una aventura discreta cuando el envenenamiento de ovejas, asesinato de aldeanos y un magistrado rabioso tiene alborotado al condado entero. Los lugareños culpan a Harry de todo. Georgiana no tardará en hacer algo para poder mantenerse a flote ella misma y salvar a Harry de la horca... sin perderse otra noche de amor.
Lady Georgina Maitland no quiere casarse. Es una mujer capaz de gestionar las propiedades de su familia sin la ayuda de un hombre. Al menos eso cree hasta conocer a su nuevo administrador, el atractivo Harry Pye. Justo cuando estaba decidida a dejarse seducir, Georgina se entera de que una terrible acusación pende sobre Harry: la de haber envenenado los rebaños de ovejas de los aldeanos. De todas formas, Georgina confía en su amado y decide ayudarlo, aunque para ello deba enfrentarse al malvado lord Granville. Dispuesta a todo, comienza a frecuentar la cabaña de Harry, donde, poco a poco, irá dando rienda suelta a su pasión. Pero cuando descubren que el el pasado de Granville esconde acciones horribles que afectan a todos los lugareños mucho más allá de lo que en un primer momento hubiesen podido imaginar, el peligro se cierne sobre ellos.