La de Assaye, uno de los episodios más atroces de la segunda guerra anglomaratha, fue considerada por Wellington la batalla más sangrienta en la que había tomado parte; y también su mayor éxito. El 23 de septiembre de 1803, las tropas imperiales derrotaron al ejército de treinta mil hombres de Sindhia y Gwalior con cuatro mil quinientos británicos y soldados nativos, y lograron capturar todas las tropas y el armamento enemigo. Pero mientras tanto, el fusilero Richard Sharpe tendrá que cumplir una misión que no se prevé sencilla y que puede desbaratar todos los planes del ejército británico: debe dar caza a un oficial inglés que ha desertado para pasar a las filas enemigas. Estará a punto de conseguirlo, pero su peor enemigo, Hakeswill, se lo hará todavía más difícil.