Natalio y su electrocante un compañero androide, también llamado «tronco» recorren la City haciendo el trabajo sucio que le corresponde a un policía Clase 5. La ciudad está colapsada por la ola de inmigrantes y disidentes que llegan desde la Ciudad Vieja y las órdenes son terminar con ellos como sea. En uno de estos operativos, Natalio pierde a su tronco cuando un disidente le vuela la cabeza con una bomba imán. Natalio, entonces, se ve obligado a comprar un electro de segunda mano, un modelo antiguo que nadie quería y que estaba almacenado al fondo de la tienda. No sabe por qué, pero hay algo en este modelo que le cae simpático, quizá sean las anomalías que desde un principio presenta el electrocante en su desempeño. Con el paso de los días, entre los dos se irá forjando un sentimiento que se parece mucho a la amistad, porque, como dice la tercera Ley de Rostik, «las anomalías se buscan y se encuentran». Natalio también se siente un ser anómalo en un mundo que poco a poco pierde su humanidad. Mientras trabajan juntos en un caso de suplantación de identidad en la factoría de Sueños Especiales, Natalio se da