De niño, a Bill François le daba miedo el mar. Un día, caminando por unas rocas, vio un resplandor y descubrió a una sardina que, despistada, se había acercado a la costa. El encuentro fue una epifanía. Las profundidades marinas empezaron a ejercer en él una creciente fascinación, y el resultado es este delicioso libro en el que se suceden los episodios fascinantes: el bacalao que descubrió América...