William de Yorkshire es un caballero templario con una extraordinaria capacidad de deducción; un don que le ha llevado a resolver misteriosos sucesos a lo largo de su trayectoria en la Orden, tanto en Europa como en Tierra Santa. Una virtud que le abrió las puertas de una enigmática hermandad dentro del Temple que custodia su verdadero tesoro. Jacques de Autier ha sido educado dentro del credo cátaro y, a través de su mirada, el lector asistirá a la caída de Montségur y tendrá acceso a los secretos que se ocultaban en la inexpugnable fortaleza occitana. Las vidas de ambos se entrelazarán cuando William intente resolver los asesinatos de varios abades de los siete monasterios construidos sobre el tajo que la espada del arcángel san Miguel asestó a la tierra durante su enfrentamiento contra el diablo. Siete templos dispuestos en una rigurosa línea recta a lo largo de miles de kilómetros desde Irlanda hasta Tierra Santa. Siete enclaves sagrados que, por supuesto, existen. Dios y el Diablo se disputan el alma de cada hombre. Pero ni siquiera un templario acostumbrado a convivir con la muerte podía sospechar