La más famosa parejita del cómic español, de Manel Fontdevila, vuelve con nuevas historias. En esta ocasión, Emilia y Mauricio se enfrentan a una nueva y adorable inquietud de su hijo Óscar: ¿Estáis haciendo el amor?No hay dos sin tres. Y Óscar, el hijo de Emilia y Mauricio, encima sabe aplicar el tercer grado como nadie. En cuanto empieza con las preguntas, no hay tema que se le resista. A los padres les llega el momento de establecer cuál es su «versión oficial sobre absolutamente todo». Ni más ni menos. Al retoño le toca decidir si las respuestas... cuelan o no.A la altura de Stonehenge, las líneas de Nazca y las caras de Bélmez, uno de los misterios más recónditos de la humanidad es el sexo de los padres. ¿Saben realmente de qué va el asunto? Es más, ¿lo practican? ¿Podría plantearse incluso la posibilidad de que lo disfrutaran? Y lo que es el colmo de la importancia, sobre todo para Óscar: ¿tienen idea de cómo explicárselo?Reseña:«Leer a Fontdevila es siempre un bálsamo colectivo y alegría particular. Un artistazo de paisano.»Rubén Lardín, Vice
La más famosa parejita del cómic español, de Manel Fontdevila, vuelve con nuevas historias. En esta ocasión, Emilia y Mauricio se enfrentan a una nueva y adorable inquietud de su hijo Óscar: ¿Estáis haciendo el amor?
No hay dos sin tres. Y Óscar, el hijo de Emilia y Mauricio, encima sabe aplicar el tercer grado como nadie. En cuanto empieza con las preguntas, no hay tema que se le resista. A los padres les llega el momento de establecer cuál es su «versión oficial sobre absolutamente todo». Ni más ni menos. Al retoño le toca decidir si las respuestas... cuelan o no.
A la altura de Stonehenge, las líneas de Nazca y las caras de Bélmez, uno de los misterios más recónditos de la humanidad es el sexo de los padres. ¿Saben realmente de qué va el asunto? Es más, ¿lo practican? ¿Podría plantearse incluso la posibilidad de que lo disfrutaran? Y lo que es el colmo de la importancia, sobre todo para Óscar: ¿tienen idea de cómo explicárselo?
Reseña:
«Leer a Fontdevila es siempre un bálsamo colectivo y alegría particular. Un artistazo de paisano.»
Rubén Lardín, Vice