Este libro no es solo una ética para chicas, es también una llamada a los chicos para que se atrevan a transgredir de verdad: para que dejen de ponerse en el lugar de sus deseos y se pongan en el lugar de las demás.
La filosofía nos enseña que lo importante son las preguntas que nos hacemos, siempre que formulemos bien nuestros interrogantes y nos preguntemos por el fundamento de nuestros proyectos.
La ética, por su parte es una invitación a ponerse en el lugar de los demás, y sucede que hasta ahora los hombres no se han puesto en el lugar de las mujeres.
Con ellas ha valido casi todo: desde borrar su nombre y su historia hasta la violencia sexual.
La filosofía y, con ella, la ética puede ayudarnos a comprender las enormes contradicciones a las que tienen que enfrentarse las mujeres en un mundo patriarcal al que los filósofos, aun sin haber estado a la altura, sí aportaron una manera de pensar crítica que nos ha llevado a ser conscientes de las desigualdades y a cuestionar el sistema.