Frente a la tradición historiográfica que presentaba la evolución del pensamiento como algo desgajado del lenguaje en que se forma y de la sociedad que lo alimenta, las modernas disciplinas filosóficas han reaccionado intentando demostrar que el pensamiento filosófico se desplaza, progresivamente, hacia el campo del lenguaje, y es posible que en el momento de máxima saturación veamos con claridad que, fuera de la estructura lingüística, no queda ya nada que podamos llamar, coherentemente, «problema filosófico». Resulta, por ello, de particular interés este libro, ya convertido en un clásico, del profesor Emilio Lledó, que a través de la lógica, la analítica o la semántica moderna busca una apertura para conectar con lo que es el fundamento de toda significación y de todo lenguaje: la relación entre hombre y mundo, entre individuo y sociedad.
Frente a la tradición historiográfica que presentaba la evolución del pensamiento como algo desgajado del lenguaje en que se forma y de la sociedad que lo alimenta, las modernas disciplinas filosóficas han reaccionado intentando demostrar que el pensamiento filosófico se desplaza, progresivamente, hacia el campo del lenguaje, y es posible que en el momento de máxima saturación veamos con claridad que, fuera de la estructura lingüística, no queda ya nada que podamos llamar, coherentemente, «problema filosófico». Resulta, por ello, de particular interés este libro, ya convertido en un clásico, del profesor Emilio Lledó, que a través de la lógica, la analítica o la semántica moderna busca una apertura para conectar con lo que es el fundamento de toda significación y de todo lenguaje: la relación entre hombre y mundo, entre individuo y sociedad.