La hueste de los muertos, aunque no lo creamos, sigue dejando huellas en la escarcha. Sigue atemorizando y sigue viva, porque son nuestros muertos los que avanzan. Las almas de los muertos se mueven errantes con el viento y la tormenta. Al menos, así lo creían nuestros ancestros porque desde tiempos inmemoriales se tiene el convencimiento de que existen ejércitos de ánimas en pena que se trasladan en las tempestades y en las nubes oscuras, con un propósito desconocido pero aterrador. Esta es la base del fenómeno espectral de «La Cacería Salvaje» y de sus distintas manifestaciones que, como hordas sobrenaturales, pueblan las noches invernales, recorren con sus vuelos siglos y kilómetros y, a pesar del tiempo y del espacio, aún se mantienen vivas. Emprendemos un viaje en alas de la tormenta para recorrer la vieja Europa tras las huellas borrosas de estos cortejos mágicos. Buscaremos junto a dioses paganos al ejército furioso en las frías tierras escandinavas, a los jinetes sin cabeza en los frondosos bosques germánicos, a las ruidosas cacerías salvajes en las landas francesas, a los cortejos de hadas en los ve