La joven Manuela lleva un año recluida a causa de una extraña dolencia a la que llaman "corpo aberto", una especie de posesión: el cuerpo de la joven está habitado por un clérigo que murió en La Habana años antes. Manuela habla con acento cubano y con la voz varonil del religioso y, a pesar de ser analfabeta, hace alardes de conocimientos de latín, de dogmática y de filosofía. Pronto acuden médicos y teólogos para examinar a la joven, y cada uno emite un diagnóstico: útero errante, histeria... Todo ello despierta entre las gentes del lugar (una aldea gallega de principios del siglo XX) una oleada de curiosidad y veneración. Comienzan a acudir peregrinaciones para ver a la joven y oír sus «misas», el fervor y la locura se apoderan de los aldeanos, que son arrastrados a una bacanal de sexo y muerte...
Manuela, desde su reclusión, rememora todo lo acontecido antes de caer enferma. Con una voz íntima, desgarrada, a veces inocente y lírica, nos va contando retazos de su vida.
Moviéndose entre el realismo rural, el fantástico gallego y el humor más audaz, la autora nos brinda un impagable retrato de la Galicia profunda.