El abordaje sistémico permite intervenciones con diversos subsistemas relacionales, entre ellos el de la fratría, que no ha estado siempre presente en la convocatoria clásica de la terapia familiar sistémica, y que este libro quiere rescatar.
El grupo fraterno supone en sí mismo un recurso sobre el que rara vez se pone el foco, pero que está inmerso de forma clara en la complejidad relacional de la formación, estructura y cultura propia de la familia, a través de los lazos que los unen. Cuando el conflicto surge, la fratria también se moviliza, ofreciéndonos una perspectiva compleja, genuina y por tanto valiosa que da muchas pistas para un mejor ejercicio de la terapia.
Tanto pacientes, como terapeutas, podemos mirar a los hermanos durante la sesión con miedo a veces, con distancia otras, con intriga, con ternura ¿cómo responderán a la llamada Y la respuesta nos abre infinidad de posibilidades para avanzar hacia una situación relacional más satisfactoria.
El trabajo terapéutico con la fratria es delicado. Contempla la perspectiva de la complejidad emocional desde vivencias de carácter variado. El dolor, la frustración, los celos, las envidias, los rechazos, así como de complicidad, el apoyo, la incondicionalidad, la lealtad, la generosidad y el humor que une, son algunos de los elementos que definen este subsistema familiar.