Amelia ha dejado su trabajo como azafata de vuelo. Aquella vida implicaba habitar en ninguna parte. Ahora, recién aterrizada en el pueblo donde pasó su infancia, el miedo la atenaza. No duerme bien, vive a la defensiva y se siente atrapada en sí misma. Además, su abuela ha fallecido, y hay que vender La casa de las magnolias. Una villa hermosa, amplia y llena de recuerdos. Amelia solo quiere huir, aunque quizá, por primera vez, sea momento de quedarse.
Ada, por su parte, ha aceptado una sustitución como profesora de Letras en el instituto de este pueblo perdido. Le resultaba demasiado difícil convivir con sus padres, a los que acudió tras una ruptura sentimental. Ahora busca alojamiento en este rincón de la Toscana, trata de adaptarse a sus nuevas rutinas y pasar página.
Tal vez, quién sabe, la suma de dos soledades pueda componer una buena compañía. Quizás Amelia y Ada acaben por acostumbrarse la una a la otra, y puede que, de alguna manera, algún día todo este dolor les acabe siendo útil.