En abril de 1528, un recién nacido Miguel de Piedrola es confiado a los cuidados del arcipreste don Juan de Órbigo. Muy pronto, el niño Miguel da muestra de un extraordinario conocimiento de las Sagradas Escrituras y refiere unos extraños sueños en los que el profeta Ezequiel le desvela sucesos que habrán de cumplirse en el futuro.
Después de abandonar el hogar del arcipreste y vagabundear por los caminos en busca de amo y fortuna, Miguel de Piedrola se embarcará en la galera capitana del príncipe Andrea Doria, parte de la flota que el emperador Carlos V ha reunido para combatir al pirata Barbarroja.
Desde los campos de batalla de Túnez y Flandes, pasando por las entrañas de las galeras donde bogan los condenados, el palacio del sultán de la Sublime Puerta en Constantinopla y las peligrosas calles de Madrid, Miguel de Piedrola se convertirá en el emisario de una inquietante profecía que, de cumplirse, supondría la desaparición de la casa de Austria y el declive del imperio más poderoso que el mundo haya conocido.