Al menos desde los tiempos de Descarte, los filósofos han mostrado interés en el peculiar conocimiento o autoridad que mostramos al hablar sobre nuestros propios pensamientos, actitudes y sentimientos. La expresión y lo interno defiende que incluso el mejor trabajo en la filosofía de la mente contemporánea no logra dar cuenta de esta clase de conocimiento o autoridad, pues no presta la debida atención a la noción de expresión. Finkelstein arguye, siguiendo una sugerencia de Wittgenstein que él considera ampliamente malinterpretada, que sólo podemos dar sentido al autoconocimiento y a la autoridad de la primera persona si somos capaces de entender las maneras en que una autoadscripción de felicidad, por ejemplo, puede ser semejante a una sonrisa o en general a cualquier expresión de felicidad.
En su argumentación, Finkelstein contrasta su propia lectura de la filosofía de la mente de Wittgenstein tanto con el wittgensteiniamismo oficial como con las influyentes lecturas de John McDowell, Saul Kripke y Crispin Wright. Para cuando el lector llega al último capítulo de este lúcido trabajo, lo que está en lid no es sólo cómo entender el autoconocimiento y la autoridad de la primera persona, sinto también lo que distingue los estados psicológicos conscientes de los inconscientes, la relación entre el saber y el sentir, lo que tiene en común la vida mental de los animales que carecen de lenguaje con nuestra propia forma de vida mental y cómo pensar sobre el legado de Wittgenstein en filosofía de la mente.