El hombre añora la fe espontánea de su niñez y tiene sed de Dios, pues solo Él es «fuente de toda santidad». El episodio evangélico de la mujer samaritana ofrece claves para colmar esa sed.
El hombre añora la fe espontánea de su niñez y tiene sed de Dios, pues solo Él es «fuente de toda santidad». El episodio evangélico de la mujer samaritana ofrece claves para colmar esa sed.