Un valioso ensayo sobre cómo el encuentro entre la ciencia y las humanidades ha sido el motor de nuestra civilización.
«La primera mujer, Eva, guiada por su instinto de curiosidad, tomó una manzana del árbol del conocimiento, comió de ella, y a continuación la dio a comer a su compañero, Adán. Son exactamente las tres etapas del quehacer científico: la curiosidad odeseo de saber, la adquisición del conocimiento y su transmisión a otros para que lo continúen».
Con una emocionante mirada humanista, Carmen Estrada, catedrática de fisiología humana, investigadora en neurociencia y estudiosa del griego clásico, explora la historia de la ciencia, su papel en el desarrollo de nuestra cultura y el lugar que ocupa hoy, y sitúa los orígenes de esta actividad humana, natural, instintiva y hermanada con la filosofía mucho antes del nacimiento de la palabra ciencia, en los inicios de nuestra especie.
En el camino, este ensayo relata, desde un punto de vista progresista y muy personal, las grandes colaboraciones y descubrimientos científicos, así como las maravillosas curiosidades que los rodean. Pero La herencia de Eva es también una crítica convincente a cierta manera de entender la ciencia como medio para alcanzar unos fines interesados, una poderosa defensa de su función social y un intento de comprender la situación incómoda a la que se ha visto abocada en la sociedad neoliberal y globalizada actual.
Solo a través del humanismo científico, o de una ciencia humanista, podremos recuperar el papel central y de vanguardia que ha desempeñado la ciencia a lo largo de nuestra historia.