Siempre quise ser madre. Soy de ese grupo que siempre lo tuvo claro.
Lo que no tenía tan claro, o al menos no sabía, era todo lo que se me venía encima desde el mismo día en el que decides hacer el «encargo a la cigüeña».
Y es que la maternidad es un viaje apasionante a la par que frenético. Es como subirte en un vagón de una súper montaña rusa. Pero no una cualquiera, sino una de esas bien grandes, llenas de loopings, de las que al bajar te dejan toda despeinada y con las emociones a flor de piel.Me gustaría que alguien me hubiera contado lo que aparece en este libro.
Así que, como dicen que compartir es de guapas, aquí van algunos de mis descubrimientos y experiencias, sin pelos en la lengua, con todas sus luces y sus sombras. Aunque estoy segura de que en alguna de ellas no te hago spoiler porque te habrá tocado vivirlas a ti también.Te invito a encontrar entre estas páginas una amiga con la que sentirte menos bicho raro y más comprendida en este camino tan largo que es la maternidad.