Thomas Merton emprendió la escritura de
esta autobiografía a instancias de su superior
en la abadía de Nuestra Señora de
Getsemaní, en Kentucky, donde llevaba una
vida volcada en la oración y la
contemplación. Después de una infancia
viajera y de una juventud disipada en el seno
de una familia de artistas, Merton, que nunca
fue bautizado ni había recibido formación
religiosa, comenzó a sentirse atraído por la fe
católica. La profundización en su
conocimiento de la religión le llevó a
convertirse al catolicismo y a entrar
finalmente en la orden trapense, la más
ascética de las órdenes monásticas. Pocos
escritores de obras espirituales alcanzan la
altura literaria de Merton, que destaca
además por su humildad y su exquisita
sensibilidad, lo que unido a sus hondas
reflexiones convierten su obra en una lectura
conmovedora para cualquier lector, sea o no
religioso.
Thomas Merton emprendió la escritura de esta autobiografía a instancias de su superior en la abadía de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky, donde llevaba una vida volcada en la oración y la contemplación. Después de una infancia viajera y de una juventud disipada en el seno de una familia de artistas, Merton, que nunca fue bautizado ni había recibido formación religiosa, comenzó a sentirse atraído por la fe católica. La profundización en su conocimiento de la religión le llevó a convertirse al catolicismo y a entrar finalmente en la orden trapense, la más ascética de las órodenes monásticas. Pocos escritores de obras espirituales alcanzan la altura literaria de Merton, que destaca, por su humildad, su exquisita sensibilidad y sus hondas reflexiones que calan en todos los lectores (sean religiosos o no).
Desde su publicación en 1948, esta obra se ha convertido en un clásico de la literatura espiritual. Reconocida como una de las obras más influyentes de nuestro tiempo ha sido traducida a más de veinte idiomas y ha transformado la vida de miles de personas