El Antiguo Egipto sigue despertando tanta admiración como desconcierto, a pesar de los siglos transcurridos desde su desaparición como cultura. Sus gigantescas pirámides, sus extraordinarias tumbas y templos, y su refinado arte dan testimonio de un sorprendente patrimonio de conocimiento. Sin embargo, todo esto estaba condicionado por su religión y al servicio de ella, una religión de naturaleza práctica cuyo principal fin era prevenir la segunda muerte y garantizar el segundo nacimiento.
En este libro, el autor nos sumerge en el sutil y profundo ideario de su religión, especialmente en su relato respecto a lo que sucedía después de la muerte física. Rituales y ceremonias, momificación, formas diferentes de enterramientos, textos funerarios, los distintos cuerpos espirituales del ser humano y su función, y la construcción del cuerpo de luz son sus temas centrales. Pero, además, el lector podrá descubrir que los antiguos egipcios no tenían dioses o que las pirámides podían tener una función distinta a la de tumbas.
De igual modo, en sus páginas encontrarás una hipótesis sobre el diseño de las construcciones de la meseta de Guiza y, ayudados únicamente de una regla y un compás, podremos validar la propuesta del autor, que modifica sustancialmente lo actualmente establecido.