Los monstruos existen, pero no como los imaginamos. Se camuflan entre la gente utilizando la ropa y el maquillaje para ocultar su naturaleza. El narrador de este libro es uno de ellos. Sufre una grave enfermedad de la piel que le lleva a evitar las playas y la ropa de verano y se ve reflejado en las vidas de otros monstruos con su mismo mal. La piel humana es el órgano más extenso del cuerpo y es también nuestra presentación ante el mundo. La piel delata la raza, la edad, la experiencia y hasta el carácter de cada uno. La piel nos aísla y a la vez nos comunica con los demás. Muchos nombres conocidos han sufrido una vida condicionada por la mala piel -Stalin y el narco Escobar, los escritores Updike y Nabokov, la cantante Cyndi Lauper y algún personaje de Scorsese desfilan por estas páginas- y sus peripecias, junto a las del narrador, nos hablan de imagen y cosmética, de nuestra sociedad hipermedicalizada, y de racismo o clasismo. En suma, de una experiencia muy humana: el miedo a que nos vean como de verdad somos.