Elvira Navarro (Huelva, 1978) estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado dos novelas complementarias: La ciudad en invierno (2007, Caballo de Troya) y La ciudad feliz (2009, Literatura Random House), que fue Premio Jaén de Novela, Premio Tormenta al mejor nuevo autor y finalista del Premio Dulce Chacón de Narrativa Española. Es también autora del blog Periferia (www.madridesperiferia.blogspot.com), un work in progress sobre los barrios de Madrid que explora los espacios limítrofes e indefinidos. En 2010 fue incluida en la lista de los 22 mejores narradores en lengua española menores de 35 años de la prestigiosa revista Granta. En 2013 fue elegida como una de las voces españolas con mayor futuro por la revista El Cultural.
La literatura es una clase de terapia. O la terapia es un tipo de literatura.
A través de estos dos conceptos, Elisa, la protagonista de esta historia, tratará de superar sus miedos, que no son otros que los de la cruel y extraña vida moderna.
Esta novela, que confirma a Elvira Navarro como una de las voces más singulares de su generación, es quizá una de las pocas de la literatura española reciente que indaga en la patología mental sin desligarla del contexto social en el que se produce.
Elisa corrige libros para un gran grupo editorial que retrasa los pagos durante meses. La precariedad económica la obliga a compartir piso con una extraña mujer sin pasado. Un asfixiante silencio sobre lo que concierne al trabajo y a la vida de esta insólita inquilina lleva a Elisa a obsesionarse por saber quién es. Sus preguntas obtienen por toda respuesta una serie de ficciones con las que su compañera de piso sabotea cualquier posibilidad de que alguien la conozca, o al menos eso es lo que cree Elisa, que no concibe que la locura sea un lugar desde el que construirse voluntariamente.
En estas páginas la enfermedad acaba por aparecer como signo de normalidad. Tras su lectura surge la inevitable cuestión de si en un escenario como el actual, donde los proyectos comunes parecen haberse desvanecido, es posible vivir fuera de lo patológico y contar algo que no sea patología.
Críticas:
«La escritura de Elvira Navarro recuerda a un jarrón delicado que -al mínimo roce- se quiebra y divide, o se derrama en mínimos fragmentos que nos empeñamos en recoger y que nos cortan. Fría en apariencia -obra de ingeniería: forma sencilla, fondo complejo-, la prosa de Navarro se desapega de sus personajes, y a nosotros nos daña.»
Elena Medel, Calle 20
«Una autora admirable en muchos sentidos.»
Nadal Suau, El Cultural
«Repiensa el realismo para subvertirlo, para expandir sus posibilidades expresivas, para llevarlas a un extremo.»
Damián Tabarovsky, Diario Perfil
«La observación, la empatía y la intuición son las armas que la joven escritora utiliza para hablar de lo que se esconde detrás de las apariencias, de lo establecido.»
Emma Rodríguez, El Mundo