La velada en Benicarló no es sólo un libro de historia, una crónica de la guerra civil, sino que sobre todo, se puede entender como el testamento político de Manuel Azaña, pues en sus páginas mantiene los postulados que forman las bases de su concepción moral de la política y de su actitud intelectual: en definitiva, su concepto de la política como algo «razonable», su idea del Estado como motor de la reforma civilizadora y su devoción constante por la libertad. Ante el fracaso de la República, Azaña reflexiona sobre sus principios liberales y la realidad que los niega; a pesar del choque entre idea y sociedad mantendrá su fe en la primera, pues la considera «verdad» moral de carácter universal, que no pierde su vigencia aunque en un momento histórico, en una determinada sociedad (en su caso, la española de 1936), fracase eventualmente.
Pese a sus humanas limitaciones, a sus errores o a su irremediable subjetivismo, La velada en Bernicarló es la mejor obra de Azaña y, sin duda, una de las obras más importantes del pensamiento político español.