LAMARCA, TANIA / GALLO, CRISTINA
Atlanta 1996: en el centro del pabellón olímpico la gimnasta más pequeña del combinado español coronaba el podio; sus lágrimas y su pequeño cuerpo temblando en lo alto del cajón conmovieron a todo el país.
Era Tania Lamarca, una vitoriana de quince años que, después de incontables sacrificios y batallas, sentía al fin el ardiente tacto del oro sobre su pecho. Una recompensa con la que había soñado desde el día en que, con tan sólo cinco años, empezó a practicar la gimnasia... Lágrimas por una medalla recoge el testimonio sincero y tierno de esta deportista: sus dulces inicios en Vitoria, tan diferentes al a veces amargo sabor de la alta competición; su soledad en Madrid lejos de su ciudad natal y de sus padres; las estrictas dietas, los rígidos horarios, la rivalidad más feroz dentro del propio equipo; las pequeñas batallas ganadas día a día a la adversidad, a fuerza de voluntad y espíritu deportivo. Pero al mismo tiempo es el testimonio de una mujer que, al salir de los gimnasios mejor equipados y de las competiciones deportivas de primer orden, se vio en un mundo hostil en el que aquellos preciados metales sólo servían para adornar las vitrinas. Un relato en el que la autora nos abre de par en par su corazón para hacernos creer que, pese a los obstáculos, es posible conseguir que lo sueños se cumplan.
Atlanta 1996: en el centro del pabellón olímpico la gimnasta más menuda del combinado español coronaba el pódium; sus lágrimas conmovieron a todo el país. Era Tania Lamarca, una vitoriana de dieciséis años que, después de incontables sacrificios, sentía al fin el ardiente tacto del oro sobre su pecho. Lágrimas por una medalla recoge el testimonio sincero y tierno de esta deportista: su soledad en Madrid lejos del ambiente familiar; las estrictas dietas, los rígidos horarios, la rivalidad feroz dentro del propio equipo, los entresijos de la competición; las pequeñas batallas ganadas a fuerza de voluntad y espíritu deportivo. Pero, al mismo tiempo, es el testimonio de una mujer que, al dejar el deporte de élite se encontró un mundo hostil en el que sus preciados metales sólo servían para adornar vitrinas.Tania Lamarca nos abre de par en par su corazón para hacernos creer que, a pesar de los obstáculos, es posible conseguir que los sueños se cumplan.