Con ayuda de Aristófanes y de sus amigos sofistas, Aspasia, la esposa de Pericles, lucha por el derecho de la mujer a participar en la naciente democracia. Cuando Sócrates es condenado a beber la cicuta, Aspasia pide a un sofista que escriba su epitafio, involucrándolo con ello en la investigación de uno de los juicios más oscuros de la historia. Sin embargo, el inesperado descubrimiento en un burdel del cadáver del principal acusador de Sócrates imprimirá un nuevo sesgo a las investigaciones.