Las Hijas de Antonio López es un ajuste de cuentas con la vida que nunca nos debe nada por mucho que nos quite. Lo perdido, perdido está. Sólo queda mirar hacia adelante y proteger lo que está por llegar». Lo dice Rebeca Khamlichi, la artista madrileña conocida hasta ahora por sus coloridos lienzos de vírgenes pop, que esboza, en su primer libro como escritora, la desolada infancia de dos niñas en los años noventa. El alcoholismo, el fanatismo religioso, la violencia doméstica, el abandono y el miedo rotundo desfilan como perennes fantasmas por unas páginas en las que el terror aparece como nunca: hermosa y delicadamente ilustrado.