Medusa es la única mortal en una familia de dioses. Cuidada precisamente por su fragilidad y extraordinaria belleza, su vulnerabilidad la hace sensible, llena de una compasión que los inmortales desean aniquilar y de un sentido de urgencia de la vida que su familia nunca conocerá. Cuando Poseidón comete un acto imperdonable en el templo de Atenea, la diosa descarga su venganza sobre la inocente Medusa, transformándola en una gorgona de pelo de serpiente con una mirada que convierte en piedra a cualquiera que ose cruzarse con ella. Horrorizada por sus poderes, Medusa ya no puede mirar a las personas que ama sin destruirlas y se condena a una vida de soledad y exilio. Al menos hasta que Perseo se embarca en una búsqueda heroica para ganarse su cabeza.