El alentador panorama de la literatura infantil y juvenil española durante los años anteriores a 1936 quedo truncado de raíz con el inicio de la Guerra Civil. Desde el 18 de julio de aquel año hasta su final en el mes de abril de 1939, las obras literarias dedicadas a la infancia y a la juventud fueron radicalmente distintas a las aparecidas en las décadas anteriores. Se hacía así patente la profunda ruptura con las tendencias creadoras y las iniciativas sociales que en los primeros años treinta contribuyeron a la actualización de temas y tratamientos literarios. El 1 de abril de 1939, el parte oficial del bando nacional daba por finalizado el conflicto bélico. Era el cierre de una dura época en la que la literatura infantil y juvenil fue convertida en un elemento manipulador más, utilizado por los dos bandos enfrentados y decididos ambos a mover la voluntad de los más jóvenes para la aceptación y defensa de sus respectivos ideales. En ese trágico panorama fueron tan escasas como meritorias las creaciones literarias que supieron o intentaron mantenerse en unos ámbitos meramente recreativos y formativos en el