En dos docenas de logomonos, Jerónimo Granda hace un repaso, a su manera, de temas muy variados. Historias que nacieron entre canción y canción durante sus actuaciones de cara al público en su ya larga carrera como cantante. Los espectadores fueron y son el testigo y a la vez el juez de estas pequeñas historias, el filtro que seleccionó, a su juicio, las que tuvieron más éxito. Algunas se quedaron en el aire y otras seguirán naciendo a la luz de los focos de los escenarios en los que sigue su camino.
Las materias son variadas, desde la Academia de la Lengua hasta las aporías de Zenón, pasando por el conquistador Orellana, el Catecismo de tiempos pasados, la ingeniería genética, la monarquía, los obispos, el tango, la Biblia, la prensa, el bable de Harvard, la propiedad, la mística, los toros... En realidad estos "logomonos" son una interpretación de la Historia, la sociedad, la vida. Contado por J.G. con su personal e intransferible manera de hablar, que no es ni castellano ni bable, sino una mixtura que hace que estas historias, transcripción casi literal de lo que J.G. dice en escena, sean la única manera de atacar estos temas con un humor muy asturiano, que de otra forma sería casi imposible.